GUILLERMO ANGULO GÓMEZ

 

No fue su trayectoria de combatiente y jefe político del partido conservador sino, ante todo, su transparente carrera parlamentaria en la que cumplió treinta años y donde realizó destacados aportes a su patria, lo que llevó al Congreso a otorgarle su máxima orden en el grado de Gran Cruz con placa de oro y al Presidente de la República a distinguirlo con la Cruz de Boyacá, honor reservado a los más importantes colombianos.

Este tolimense que naciera en Ibagué el 19 de julio de 1934, fue elegido cuando sólo tenía 33 años Presidente del Congreso para el período 1967-1969 y le correspondió como tal la grave responsabilidad de recibir la renuncia del presidente Carlos Lleras Restrepo en momentos que el país afrontaba delicados problemas de orden público.

Quien se desempeñara como Embajador y Presidente de la Delegación de Colombia ante la Asamblea General de la Unesco, realizada en Belgrado en 1981, es hijo de Guillermo Ángulo Ruiz y Gabriela Gómez Solórzano, quienes conformaron un hogar de tres hijos, dos de ellas mujeres, Blanca y Alicia. Allí, al lado de sus padres y hermanas, adquirió los sólidos principios que habrían de regir su existencia.

Los primeros años de su vida transcurrieron entre su casa del barrio Belén y las aulas del colegio de Soledad Rengifo, educadora destacada a la que tiempo después rindió homenaje al bautizar con su nombre la biblioteca pública de la ciudad y que se construyó gracias a su gestión como Ministro de Educación Nacional en el gobierno de Julio César Turbay Ayala.

En el colegio Tolimense cursó sólo hasta segundo de bachillerato a raíz de la designación que Monseñor Pedro María Rodríguez Andrade hizo de un jesuíta radical como rector, en remplazo del lúcido sacerdote, investigador, sociólogo y autor de importantes libros, Germán Guzmán Campos, por diferencias conceptuales. Los tiránicos métodos del nuevo rector obligaron a varios estudiantes, él entre ellos, a buscar otros rumbos y pasarse al colegio San Simón donde culmina su segunda enseñanza en 1950.

Su padre, un conservador de temperamento pausado que había sido Secretario General de la Contraloría, en dos ocasiones Secretario de Hacienda del Tolima y fundador del Banco Popular en Ibagué, lo alecciona constantemente sobre la importancia de la rectitud y el carácter, al tiempo que su madre, quien hoy tiene 94 años, lo enseña a recitar y a modular la voz porque anhela que sea un orador brillante. Se suma a esto la recia herencia recibida de su abuelo materno, un coronel de la guerra, y de su abuela paterna, oriunda de Purificación, beligerante conservadora en cuya casa del barrio Belén de Ibagué reunía políticos de su partido. Todo lo conduce desde niño a adoptar en la vida su conocida actitud de serenidad y energía frente a los problemas que se presenten tanto en su vida personal como política.

Las vivencias de su juventud estuvieron marcadas por un escenario que tenía bajo cada alero el clima de la violencia de mitad de siglo y donde sus mismos profesores participaban con beligerancia en un proceso que acusaba a los conservadores de la muerte de Gaitán. Llegó a tal punto la fiebre de discriminación política que, cuando se supo la noticia del asesinato del líder, en el colegio se organizó un batallón armado, el San Simón, y la antigua camaradería de condiscípulos dejó paso al señalamiento de los alumnos conservadores como personas no gratas que debieron tomar apesadumbrados el camino de regreso a sus casas. Los incendios, las balaceras, la búsqueda de refugio y solidaridad para salvar la vida, fueron entonces conocidos por el joven Guillermo Ángulo.

Son quizá estos episodios y la militancia de sus padres y abuelos los que lo llevaron finalmente a participar en la política. Restablecida la tranquilidad, regresa al colegio para terminar su bachillerato. La persecución política, sin embargo, podía revestir otras formas menos violentas y más sutiles. En el Círculo de Ibagué, cuya presidencia estaba entonces en manos de un distinguido y aguerrido jefe liberal, se forzaba el retiro o se impedía el ingreso de los conservadores privando así a los muchachos de la época del acceso a distracciones como el baile, los bolos o el billar y sin poder suplir tal carencia en otros lugares por las costumbres de la época.

Antes del nueve de abril el presidente Ospina Pérez llegó en autoferro a Ibagué donde fue recibido con piedra e insultos en actos encabezados por el periodista Héctor Echeverry Cárdenas, director del diario Tribuna. Alojado el mandatario en la residencia de Amina Melendro de Pulecio, a la que llegaban invariablemente los jefes de Estado colombianos, Ángulo tiene la oportunidad de conocerlo de cerca. Sería este el comienzo de una larga y profunda amistad que lo llevaría a ser uno de sus partidarios más cercanos y a que se le distinguiera como el portavoz del partido y la familia en el acto de las honras fúnebres del exmandatario.

En 1951 ingresa a estudiar Economía y Ciencias Jurídicas en la Universidad Javeriana donde se hace amigo del rector, quien fue su presidente de tesis y asistió a su matrimonio y al de su hija en Ibagué. En la universidad se encuentra con la, para él, feliz circustancia de que en su curso de 55 estudiantes sólo dos son liberales. Se destaca en la actividad universitaria y participa de manera decidida en las protestas por la muerte de dirigentes estudiantiles en las jornadas del 8 y 9 de junio de 1954, durante el gobierno de Rojas Pinilla, y en los actos que festejan su caída el 10 de mayo de 1957.

Pasar por liberal lo eximió de prestar el servicio militar. La obligación que tenían entonces los profesionales de hacer parte del ejército por seis meses, pareció aplazar su desempeño como Juez Segundo Civil Municipal en Ibagué -había sólo dos juzgados en la época-, pero su progenitor, quien le había conseguido el nombramiento, era amigo del General Gabriel París y logró que éste conversara con un mayor encargado del reclutamiento quien al instante de presentarse Guillermo Ángulo le colocó en el listado, sin vacilar, una sobresaliente cruz roja que lo identificaba como liberal, agravante suficiente para ser eximido del servicio.

Regresa a su ciudad natal para desempeñarse como juez durante un año y va luego a Bogotá para graduarse. Al cumplir con la judicatura como Fiscal del Juzgado Primero Superior de Ibagué, le corresponden los juicio contra William Ángel Araunguren, conocido como Desquite, y Jacinto Cruz Usma, Sangrenegra, por los primeros delitos que cometieran.

Darío Echandía, recién nombrado entonces Gobernador, recibe un banquete de homenaje ofrecido por la sociedad ibaguereña y Guillermo Ángulo, secretario general del Círculo de Ibagué, actúa como orador central. Días después se desempeñará como personero de la ciudad durante la alcaldía del médico Roberto Parra Bernal.

Esta administración trajo a Ibagué un equipo de plantas termoeléctricas de 200 kilovatios y al maestro Echandía se le ocurrió que debía llevarlas a Chaparral. Ante el requerimiento de Ángulo para que se hiciera una licitación, Echandía, con su temperamento habitual, protestó indignado y le preguntó si lo que quería era meterlo a la cárcel y llevarle cigarrillos. Finalmente se realizó el trámite legal y miles de personas recibieron en su ciudad natal a Darío Echandía, entre ellas centenares de guerrilleros frente a los cuales hizo una de sus dialécticas piezas oratorias y, tomando del brazo al joven abogado, lo llevó al balcón para presentarlo como un muchacho promisorio que le había colaborado en la adquisición de las plantas y le pide que hable. Fue este su primer discurso de plaza pública. Su amistad con el consagrado humanista será de toda la vida y, cuando es nombrado Ministro de Educación, el expresidente se cuenta entre los asistentes, siendo ésta la última participación que haría en un acto oficial pues poco después se retiró definitivamente de la vida pública.

El primero de enero de 1960 abre su oficina de abogado en el parque Murillo Toro, decidido no sólo a ejercer su profesión sino a ingresar de lleno a la actividad política. Desde entonces lo hace como ospinista, un sector notoriamente minoritario frente al empuje arrollador del laureanismo que triunfaba en todo el territorio departamental. Organiza en 1961 el primer directorio de su corriente junto a David Villa, exmagistrado del Tribunal, Manuel Arbeláez Álzate y Alfonso Vallejo Vallejo, entre otros, ofreciendo a los pocos meses en el Club Campestre un banquete a Mariano Ospina Pérez que contó con la asistencia de Guillermo León Valencia, Evaristo Sourdísy Hernán Jaramillo Ocampo. En las listas para el Congreso de esos años aceptó quedar en el último renglón de Cámara, como relleno, pero en 1962 llegó a ser parlamentario en una lista disidente que integró con Armando Polanco Urueña, Afonso Cortés González y Alfonso Vallejo contra la oficial del expresidente Ospina.

En una convención lo derrotan limpiamente en su aspiración a la Asamblea porque se dividen sus amigos. Rafael Caicedo Espinosa, Gobernador, lo designa Secretario de Educación. En una época que considera feliz en su vida, se casa con Stella González Galindo, de cuya unión hay dos hijas: Mari a Victoria, estudiante de economía en la Universidad de los Andes y Clemencia, abogada, que le dio a su nieta samaria Natalia Vives Ángulo. Sabe que cada elección es una batalla -ha concurrido a unas cuarenta, y piensa que ha librado muchas victoriosas con el apoyo de su compañera.

De la Secretaría de Educación pasa a ejercer sus funciones como diputado y es elegido Presidente de la Corporación hasta que en nuevas elecciones, en 1966, alcanza la distinción de Senador, dignidad que ocupa hasta la fecha y que expira por finalización natural del período en 1998. Como Senador fue designado miembro de la Comisión Primera de Asuntos Constitucionales cuya vicepresidencia ha ocupado en diversos períodos. En 1967, a los 33 años de edad, llega a la Presidencia del Senado de la República y permanece en el cargo hasta 1969.

Todo este trayecto lo ha recorrido sin contar con bienes de fortuna ni medios de comunicación, únicamente apoyado en sus ideas, en su palabra y en su conducta pero, en particular, en su disciplina admirable. Hizo parte del Directorio Nacional Conservador desde 1967 hasta 1991 y en el período comprendido entre 1978 y 1980 ejerció la presidencia del Directorio Conservador Unionista, cargo que repitió de 1983 a 1984 en el denominado Directorio Unificado y en el cual, a su vez, lo reeligieren para el lapso comprendido entre 1989 y 1990.

Variada ha sido su participación en el Parlamento y gracias a ella se han producido leyes que rigen a Colombia o se ha evitado que lo hagan. El gobierno de Misael Pastrana Borrero, por ejemplo, presentó un proyecto de reforma constitucional que instituía las dos vueltas presidenciales y le correspondió al tolimense rendir ponencia negativa por razones jurídicas y de orden práctico, la que fue aprobada unánimemente. Lo notorio de destacar aquí es que, de haber prosperado dicha iniciativa, Belisario Betancur no habría sido presidente puesto que el liberalismo unido habría ganado en la segunda vuelta de 1982.

Defensor del Frente Nacional porque sirvió a la convivencia, declara que los jefes políticos, con todos sus defectos, parecen tener, por lo menos en el Tolima, un acuerdo tácito para no predicar nunca la violencia. Durante años, interpretando la petición del expresidente Mariano Ospina Pérez, luchó por un proyecto de acto legislativo reformatorio del artículo 120 de la anterior Constitución Nacional. buscando eliminar la fórmula vaga y compleja que establecía a partir de 1978 la participación adecuada y equitativa de los partidos en la rama ejecutiva y en la administración pública. Prefería un acuerdo de los partidos sobre asuntos fundamentales del país a una norma que, de no ser reformada, sería origen de conflictos y peligros para la estabilidad institucional. Así mismo, el Senador Ángulo Gómez fue ponente del aún necesario Estatuto de la Oposición y luchó para que la Procuraduría y la Contraloría quedaran en manos distintas al partido de gobierno, pero fue derrotado. Solicitó igualmente el libre .acceso a los medios de comunicación, tema de palpitante actualidad.

Durante el sonado debate de Nacho Vives tendiente a despojarlo de su inmunidad parlamentaria, tras ser derrotada por tres votos su tesis a favor de encontrar otro procedimiento, la Corte Suprema le halló la razón aduciendo la necesidad de un llamamiento ajuicio. Escribe entonces su obra La Inmunidad en Colombia.

Como Ministro de Educación de 1980 a 1981 organizó la Campaña Nacional de Alfabetización Simón Bolívar, cuyos antecedentes en el Tolima le dieron base para estructurar un plan en toda la república; decretó la obligatoriedad de la enseñanza de las lenguas indígenas en los territorios nacionales, incluida San Andrés; dotó de salones, bibliotecas escolares, laboratorios y medios audiovisuales a buena parte de establecimientos públicos del país, en particular los de su departamento; fundó preescolares, escuelas y colegios; apoyó núcleos rurales y la tarea investigativa inicial de Manuel Elkin Patarroyo; aceleró la expedición de la licencia para Coruniversitaria, fundó el Centro Auxiliar de Servicios Docentes (CASD) y aumentó en forma considerable, lo que jamás volvió a ocurrir, el número de plazas del magisterio.

Ángulo Gómez, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en 1968 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y ante la Organización Internacional del Trabajo, con sede en Ginebra, en 1973, continúa sin pausa su empeño de sacar adelante leyes como la del Código Electoral, que se frustró y que aún se necesita, y participar en trabajos similares a los que realizó en los Códigos del Comercio y Penal Militar vigentes. De este último fue coredactor con Alfonso Valdivieso y en cuanto al controvertido proyecto de ley de la justicia, del cual fue ponente, participó en su aprobación en junio de 1995.

Ángulo Gómez refiere que uno de los días más felices de su vida fue cuando obtuvo la victoria en las elecciones para Senado del 13 de marzo de 1994. En esa fecha consiguió la votación mayoritaria sobre todos los candidatos de su departamento después de 35 años de lucha política. Espera seguir en la pelea con el mismo fervor con que ejerciera la cátedra de Derecho Constitucional en la Universidad la Gran Colombia y con el mismo temple demostrado en los años de su primera juventud, cuando se desempeñara como concejal de Ibagué, institución de la cual fue Presidente.

El caudillo conservador murió el 12 de agosto de 2009 en la ciudad de Ibagué, a causa de un paro respiratorio.

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