GRIETA
La luz de la lámpara,
tus libros,
tu cama, el cuerpo amado
con el que te has cruzado tantas noches,
tu café, tu ropa, tu cepillo de dientes
tus repetidas y dulces costumbres
a las que te aferras, en las que te hundes
ahora con devoción
para que todo sea igual
para que no sea cierto
que a uno de tus hermanos
ya la muerte ha señalado.